Todo tenía tu rostro: mis días sin tenerte, sin saber de tí, sin mi contigo; mis huellas húmedas como tus labios entreabiertos, siempre a punto de decir mi nombre; las olas del mar, las mismas olas que al romper veían convertida su espuma e ... ...n vuelo de blancas mariposas... Tu cuerpo era el mapa de un país imaginado, la patria sin héroes de una guerra sin gloria ni victorias, isla abandonada en un océano como selva, lleno de vida y remordimientos, cicatriz de la entrega, mapa del abandono. Tantas veces me perdí en tu geografía, tantas noches fuí viajero sin brújula, sin destino, sin miedos ni destino posible. Eras tú y eras la nostalgia de una piel sabor a horizonte, ombligo centro del universo, tus pezones planetas de otra bóveda celeste, sexo colorido, ave del paraíso... Cuerpo vía láctea, cuerpo de manos perdidas que me niegan el abrazo, que me condenan al silencio, que me hunden en la arena que viaja interminable en ese pequeño reloj en el que cada grano que cae es una lágrima derramada en tu nombre. Todo era tu rostro. Eras alma y eras vida. Te alejaste. Hoy te recuerdo como el silencio busca el eco de tus pasos. No puedo verte. No recuerdo tu rostro. Te perdí.
Lo triste no es alejarse, sino saberse olvidado.
ResponderEliminarComo diría Sabina... "qué difícil intentar salir ilesos de esta magia en la que nos hayamos presos"