martes, 21 de junio de 2011

Te quiero, papá.

No sé cuánto tiempo más pueda extrañarte. Haces falta, porque sin ti creció la obsesión de lastimar tu memoria con mezquindad y torpeza. Sobrevive tu ejemplo, tus ganas de vivir, tu nobleza, tu humor inteligente, tu sabiduría, tu grandeza, tu capacidad de ser tú mismo, de enfrentar adversidades y vencer a la ignorancia y a la envidia con talento y confianza. Naciste para cimentar y convencer. Para argumentar y debatir. Para compartir y crecer. Queda entre nosotros el amor a los tuyos, a tu familia, a tus amigos. Tu preocupación por el débil, tu afán por construir un futuro dónde cupiéramos todos. Humano, es la palabra que agranda su significado con tus virtudes y defectos. Porque sigues aquí, en nosotros, tus nietos, tu sonrisa, y porque desde dónde estás, junto a él, no has dejado de velar por los tuyos. Gracias siempre, por todo.
No he dejado de llorar tu ausencia. Pero hoy acompaño tu recuerdo con una sonrisa. Te quiero, papá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario